Un vídeo difundido por Wikileaks muestra cómo soldados de EEUU disparan y matan a sangre fría y entre risas a 11 civiles, entre ellos un fotógrafo y un periodista de Reuters, en Bagdad. Las imágenes cuestionan la versión de los militares, que lo consideraron un combate contra insurgentes.
El 12 de julio de 2007 soldados estadounidenses atacaron a un grupo de gente en Nueva Bagdad. Tomaron por armas las cámaras de dos periodistas de Reuters, Namir Noor-Eldeen y Saeed Chmagh, y los mataron junto a otras 9 personas, todas civiles, desde un helicóptero.
Tras el ataque, Estados Unidos negó que supieran cómo habían muerto los periodistas y sólo habló de un enfrentamiento entre sus tropas e insurgentes.
Un portavoz militar explicó entonces al diario The New York Times que “las fuerzas de la coalición estaban claramente en el medio de operaciones de combate contra una fuerza hostil“ y que las acciones de los soldados durante el suceso estaban de acuerdo con la ley en conflictos armados y reglas de combate, la normativa norteamericana sobre cuándo, dónde y cómo el uso de la fuerza debe ser usada.
Ahora Wikileaks ha hecho públicas estas imágenes, conseguidas mediante una filtración. Se puede ver y escuchar cómo desde un helicóptero disparan contra los periodistas pensando que sus cámaras son cohetes. También disparan a continuación contra las personas que se acercan para tratar de auxiliarlos, entre los que se encuentran dos niños que resultan heridos de gravedad. Tras los disparos, se escucha a los militares celebrar las muertes.
El gobierno americano ha reconocido ya que son auténticas y la agencia de noticias Reuters ha publicado un comunicado en el que muestra su más absoluta indignación.
El actual conflicto armado en Irak se inició en marzo de 2003 con el ataque militar de una coalición internacional liderada por EEUU con el apoyo de Gran Bretaña y España.
La excusa para la invasión fue la supuesta existencia de vínculos entre la organización y el régimen de Sadam Hussein, por lo que el presidente de EEUU, George W. Bush, consideró que el líder iraquí constituía un peligro para su país y para el orden mundial. Las armas de destrucción masiva que buscaba la coalición nunca han aparecido.
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