"La homosexualidad en Camerún es un delito y está castigada con penas que oscilan entre seis meses y cinco años de cárcel", denunció su abogado Jorge García Vergara. La propia afectada, que prefiere no difundir su nombre, explicó que decidió abandonar el país africano junto a su pareja después de ser encarcelada por su homosexualidad.
Procedente de una "familia acomodada", afirmó que no podía soportar más la presión y el miedo, ya que habían sido sus padres quienes la denunciaron por su condición sexual. Tras ser detenida, en la comisaria de policía fue sometida a vejaciones hasta que consiguieron que negase su homosexualidad, momento en el que fue puesta en libertad."Tal y como denuncia Amnistía Internacional, se están produciendo delaciones por parte de maestros, amistades, directores de colegio, personas que en cuanto saben que alguien puede ser homosexual se ven en un problema sino lo delata", apuntó el abogado.
Tras las presiones de sus padres y del propio Gobierno, esta joven camerunesa que jugaba al fútbol en la liga nacional de su país, decidió marcharse con su pareja buscando un futuro juntas, donde su condición sexual "no supusiera un obstáculo". "Les cogí dinero a mis padres y juntas nos fuimos a Marruecos. Estando allí, decidimos que mi novia partiría antes que yo a España, por lo que le pagué el viaje", indicó.
Sin embargo, su pareja sentimental falleció en la travesía y no pudo llegar a España, por lo que sola y sin recursos económicos, esta deportista de élite en Camerún no tuvo "mas remedio" que dedicarse a la prostitución para poder sobrevivir en Marruecos, quedando "embarazada" como consecuencia de ello.
Tiempo después se embarcó con otros inmigrantes en una patera que le costó la vida a quince de ellos y llegó embarazada a las costas granadinas en julio de 2007, aunque después se trasladó a la provincia de Córdoba.
"Cuando llegué a España expliqué mi situación y condición sexual y me aconsejaron solicitar asilo político porque aquí la homosexualidad no está perseguida, pero me la han denegado y todo lo que digo es cierto", manifestó la joven.
Por el momento, con una niña de dos meses que lleva el nombre de su ex pareja, esta inmigrante camerunesa está luchando porque le reconozcan el asilo político y poder rehacer su vida sin temor a la persecución por su condición sexual.
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