Las posibilidades, según los científicos, de que el hielo que recubre el Polo Norte se derrita superan 50%, ya que la capa helada formada en el transcurso de muchos años ha desaparecido y ha sido sustituida por un envoltorio enorme de hielo más fino, creado este último año.
El aumento generalizado de las temperaturas a causa del calentamiento global está afectando también, y de forma grave, a las regiones polares del planeta. Los científicos temen ahora que la desaparición de una parte importante del hielo lleve a otra importante consecuencia: que el océano absorba más calor y temple aún más el clima local.
Si esto ocurre, se originaría no sólo un problema medioambiental, sino también político, ya que las naciones con territorios en el Océano Glaciar Ártico podrían acceder con mayor facilidad a los valiosos recursos naturales de esta zona del planeta, aún sin explotar.
La disputa de los pasados meses entre Rusia y el resto de países de la región ártica acerca de dónde están los límites políticos del Polo podría no haber echo más que empezar.
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