Los soldados británicos del antiguo regimiento de Lancashire de la Reina -actualmente, regimiento del duque de Lancaster- detuvieron a varios presuntos sospechosos iraquíes el 14 de septiembre de 2003 en el hotel Haitham donde trabajaba Mousa, después de descubrir armas y material explosivo en una redada contra insurgentes. Todos los detenidos fueron torturados durante los interrogatorios, en los que los soldados les tapaban la cabeza y les negaban el sueño, práctica totalmente prohibida por el ejército británico.
Siete soldados británicos fueron sometidos a un juicio marcial tras la muerte de Mousa, pero todos fueron absueltos del delito de maltrato a civiles iraquíes menos uno, Donald Payne, que se declaró culpable.
Tras la absolución de la mayoría de los soldados, los familiares de las víctimas pusieron en marcha un proceso civil que culminó en junio del 2007, cuando el tribunal de los Lores, máxima instancia judicial en Inglaterra, dictó que el Convenio Europeo de Derechos Humanos se aplicaba también en el caso de Mousa, pese a haber sucedido en otro país.
Más de cuatro años después de la muerte del joven, el Ministerio de Defensa anunció finalmente que, como pide su familia, reconocerá que hubo "violaciones sustanciales" de las partes de esa convención que protegen la vida y prohíben la tortura.
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