Los niños, procedentes sobre todo de las zonas tribales del estado occidental de Rajasthán, son víctimas del tráfico humano ilegal con destino al vecino Gujarat, el mayor productor indio de algodón, y a los meridionales de Andhra, Karnataka y Tamil Nadu.
Los padres reciben algo de dinero y la promesa de que sus hijos tendrán una vida mejor, lo cual no es jamás el caso. Estos agentes escapan, montan a los niños en un camión y se los llevan en plena oscuridad
Las empresas -nacionales y multinacionales- pagan una comisión a los agentes locales de las comunidades tribales de Rajasthán para emplear a niños como mano de obra barata, están sometidos a violencia y un trabajo duro, durante horas bajo el calor y el polvo. Se quejan de dolores de cabeza, mareos y depresión.
Según el último censo oficial, del 2001, en la India hay unos 12,7 millones de niños trabajadores con edades comprendidas entre los cinco y los catorce años, aunque los activistas de derechos humanos elevan la cantidad a 60 millones.
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